Conforme pasa el tiempo, más personas se contagian por el virus SARS CoV-2, desarrollando la enfermedad COVID 19, desde un estadio leve, moderado o severo, hasta un desenlace desafortunadamente fatal.
Cerca del 80% de las personas permanecen asintomáticas frente al COVID 19 o simplemente presentan una sintomatología leve y no acuden a una revisión médica, y mucho menos se realizan la prueba diagnóstica por PCR para determinar la presencia del virus SARS CoV-2.
Si las personas recuperadas de COVID 19, asintomáticas o con síntomas leves se presentan a las entrevistas de trabajo y posteriormente les solicitan un examen médico de ingreso para laborar, es ahí en donde los signos vitales y la revisión cobran más importancia.
Nos referimos específicamente a la temperatura y a la oxigenación. Se necesita solo un termómetro para detectar fiebre en una persona y así estar alerta en busca de algún otro síntoma relacionado con COVID 19, como lo son tos y dolor de cabeza principalmente, disnea, anorexia, malestar general, dolor muscular y dolor articular.
Otro signo vital que no es común valorar, pero que debido a la Pandemia por SARS CoV-2 ha tomado mayor importancia, es la oxigenación, que se puede determinar mediante un oxímetro de pulso. Sin embargo, este parámetro no es un signo de enfermedad aguda, sino de gravedad y una posible complicación.
Recientemente acudió a que se le realizara una HC (historia clínica) laboral un joven operador de maquinaria, destacaba de la exploración física pulmonar la auscultación de crepitantes y estertores a la inspiración. Al escuchar esas anomalías le pregunté por antecedente de COVID-19 (vino a mi mente porque al ser alguien joven no podría haber desarrollado una enfermedad crónica por el trabajo) y me respondió “seguramente si tuve, no me hice la prueba, pero hace 2 meses en la obra pasada, me enfermé, tuve fiebre, tos, dolor de cabeza, me sentía cansado y con dolor de cuerpo, y así estuve trabajando hasta que se me quitó”. Le sugerí realizarse una prueba rápida para determinar anticuerpos (IgG e IgM) en sangre contra SARS CoV-2, así como una TAC de tórax para evaluar el alcance que pudo haber tenido la enfermedad.
Como él, seguramente hay miles de casos más que sin saberlo pueden tener contagio por SARS CoV-2 o incluso desarrollar COVID-19 y no haberse dado cuenta hasta que acuden a alguna revisión médica de rutina o por alguna otra enfermedad.
Aun no se pueden afirmar las posibles complicaciones de la enfermedad, sin embargo una de las que más se menciona es la Fibrosis Pulmonar. En el futuro próximo no dudo que tendremos que evaluar la función pulmonar junto con la HC laboral de las personas que hayan presentado COVID 19, mediante el uso de tomografía, espirometría y la oximetría, para que de esta forma tengan acceso oportuno al diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las posibles secuelas.
Aún falta mucho por descubrir, científicos a nivel mundial trabajan todos los días para que conozcamos más sobre el virus y la enfermedad.