Diabetes Mellitus
La Diabetes Mellitus es un trastorno metabólico cuya principal alteración es el aumento de las concentraciones de glucosa en la sangre, además de provocar una insuficiencia de la acción de la insulina, hormona encargada de metabolizar la glucosa. La falla se debe a dos razones principales: ya sea que la producción de la insulina sea inadecuada o que la demanda de glucosa sea excesiva y la insulina no pueda metabolizar toda ésta.
Este transtorno se clasifica en varios tipos: la diabetes tipo 1 se presenta generalmente en la juventud, teniendo como consecuencia principal la insuficiencia o destrucción de las células del páncreas, órgano responsable de la formación y liberación de la hormona insulina. La diabetes tipo 2 se encuentra en las personas cuyos malos hábitos han dañado las células del páncreas, de tal manera que la producción de la insulina es mínima o de baja calidad; las células del cuerpo que necesitan insulina para captar el azúcar de la sangre tienen menos sensibilidad a la insulina, por lo que, al no ser utilizada, se eleva el nivel de glucosa en la sangre. Existe también una diabetes gestacional, donde encontramos cambios fisiológicos causados durante el embarazo, los cuales generan una intolerancia a los carbohidratos y, a su vez, un aumento de glucosa en la sangre, situación que después del embarazo es difícil revertir.
La Diabetes Mellitus tipo 2, el tipo de diabetes más común, es un padecimiento que está asociado a estilos de vida poco saludables (obesidad o sobrepeso, vida sedentaria, alimentación rica en azúcares y grasas) y a la predisposición por factores genéticos (padres o hermanos con diabetes). Este padecimiento puede aparecer a cualquier edad y acompañarse de otros trastornos como el aumento de triglicéridos y colesterol o el aumento de la presión arterial.
Para tomar las cifras de glucosa el paciente debe de estar en ayunas; se considera un rango normal cuando se aprecian entre 70-100 mg/dl. Consideramos a una persona pre-diabética cuando las cifras de glucosa están entre 100 y 126 mg/dl, en este caso, el tratamiento indicado para esta situación se basa en los cambios de hábitos alimenticios y actividad física frecuente. Si la alteración en las cifras continúa alterada, se debe iniciar medicación.
La Diabetes Mellitus es diagnosticada cuando se presentan cifras mayores de 126 mg/dl en dos tomas de sangre no consecutivas o en una única toma de sangre con cifras mayores de 200mg/dl. En ese momento, el paciente es canalizado con un médico especialista que valorará las posibles causas y consecuencias de la enfermedad, al mismo tiempo que se inicia la medicación y capacitación nutricional.
El padecimiento es bastante delicado, un mal control de la enfermedad puede provocar daño a los órganos del cuerpo de manera rápida. Entre las principales consecuencias de la enfermedad encontramos: deterioro del sistema nervioso (neuropatía), deterioro de la agudeza visual (retinopatía), fallo en la función renal (enfermedad renal crónica), deterioro de los tejidos y la sensibilidad (pie diabético), hígado graso, infarto agudo de miocardio, arterioesclerosis, falla cardiaca y muerte.
La Diabetes Mellitus es una enfermedad incurable, sin embargo es un padecimiento totalmente prevenible y controlable, por eso, es de suma importancia el chequeo periódico de nuestras cifras de glucosa. Se sugiere realizar exámenes médicos periódicos con el fin de identificar los posibles riesgos causantes de la enfermedad, también es importante realizar estudios sanguíneos completos como química sanguínea y biometría hemática, con el fin de mantener al margen nuestras cifras de glucosa y prevenir alguna otra alteración. Existe también un método muy fácil y económico, la toma de muestra con glucómetro, consiste en pinchar suavemente un dedo de la mano y tomar una sola gota de sangre. Este método es muy rápido y muestra las cifras de glucosa en el momento.
Hay que estar conscientes de la importancia del chequeo oportuno, lo recomendable es que, como mínimo, una vez a la semana se haga la prueba con glucómetro y cada 3 meses se realicen exámenes de sangre generales. Promoviendo una cultura de autocuidado mantendremos nuestra calidad de vida óptima.
Hipertensión Arterial Sistémica
Dentro de nuestro cuerpo existen una serie de tubos elásticos llamados vasos sanguíneos, dentro de ellos corre la sangre transportando nutrientes a todo nuestro cuerpo. Esta sangre es impulsada por el corazón que funciona como una bomba. La Presión Arterial Sistémica se refiere a la fuerza que ejerce la sangre contra esos vasos sanguíneos, cada vez que late el corazón se genera una presión de empuje con la que es impulsada la sangre llamada presión Sistólica (120 mmHg). Cuando el corazón está relajado entre un latido y otro, la presión sanguínea disminuye, a esto se le llama la presión Diastólica (80 mmHg).
Es de gran importancia saber que una presión normal se encuentra en 120/80 mmHg, lo cual es esencial para que todos los órganos del cuerpo funcionen de manera adecuada, pues cuando la presión arterial comienza a aumentar se presentan síntomas de enfermedad.
- 120/80 o menos es considerada presión arterial normal
- De 121-139 en la cifra superior y 81-89 en la cifra inferior; cuando se considera presión alta (pre-hipertensión) se sugieren cambios de hábitos y ejercicio.
- 140/90 o más se considera hipertensión arterial sistémica y requiere medicación.
La Presión Arterial es de causa multifactorial, es decir, más de una razón puede ocasionar un aumento de la presión arterial. Entre las causas más comunes que propician un aumento de Presión Arterial son: obesidad, sedentarismo, dietas inadecuadas, estrés, aumento sanguíneo de colesterol y triglicéridos, falta de la ingesta de líquidos, antecedentes de familiares con hipertensión arterial, enfermedad renal, enfermedad hepática, entre otras.
La Hipertensión Arterial no genera molestias en un principio, de hecho, los síntomas aparecen cuando la presión ya está muy aumentada, siendo los principales síntomas de alarma: dolores de cabeza, mareos, enrojecimiento de ojos, zumbidos en los oídos, destellos en la visión, retención de líquidos, hinchazón de pies y manos, etc. Momento de perfecta oportunidad para darle tratamiento a la enfermedad, de otro modo las complicaciones de la Hipertensión son muy graves, entre ellas destacan: infarto agudo al miocardio (corazón), infarto cerebral, derrame ocular, fallo renal, fallo hepático, etc.
Es sumamente importante tener la educción y el hábito de revisar nuestra presión arterial con un profesional de la salud de manera frecuente, aun cuando no tengamos síntomas de molestia, lo ideal es que dos veces por semana acudamos a revisión de nuestra presión arterial, en caso de que ocurra un posible aumento de la presión, la revisión será cada vez más frecuente (cada 3er día o diariamente).
También se recomienda hacer un examen médico general, donde se expliquen los posibles riesgos que permiten el aumento de la presión arterial, con el fin de eliminarlos de nuestras actividades cotidianas. De igual manera, los exámenes generales de sangre como una Química Sanguínea y una Biometría Hemática son los estudios estándar para identificar posibles aumentos de sustancias indeseables en nuestro cuerpo, predisponentes para iniciar la enfermedad.
La hipertensión arterial sistémica no es curable, una vez instaurada la presión alta no desaparecerá, sin embargo, es perfectamente prevenible y controlable. De manera que checarte constantemente es la única manera de evitarla.
Fuente: Scielo Costa Rica.
Consulte a su médico, él es el único facultado para indicar a cada paciente los estudios de laboratorio a realizar.